Kabbalah nos recuerda que nada es de nosotros. Que nuestros talentos provienen de ese ser supremo que nos creó y por lo tanto no nos pertenecen. Por eso nunca debemos convertirnos en arrogantes y engreídos y creernos superiores. Porque, así como Dios pone, si no vivimos en gratitud diaria y si utilizamos nuestros dones para humillar a los demás, esas bendiciones las podemos perder.
En este plano físico, nada nos pertenece realmente. Todo es prestado. El mundo físico es ficticio y efímero. La belleza física, los bienes materiales y la vida misma son pasajeras. Así también nuestros talentos son prestados por un corto tiempo y con el propósito de llegar a cumplir una meta final.
Muchos dicen que la vida es un regalo. Pero en verdad no lo es. Porque un regalo es algo que alguien te obsequia y se convierte en tuyo por siempre. La vida es más como un préstamo bancario. Cuando te sientas con tu banquero, y sometes una aplicación para un préstamo, te otorgan una cantidad de dinero. Pero por esto tendrás que pagar capital e interés hasta que saldes esa cuenta. De igual manera, Dios nos encomienda un propósito que viene con fecha de expiración y para cumplir con este, nos “presta” un cuerpo físico. Y como todo lo físico es temporal, esta identidad con este cuerpo luchará para llegar a su meta final antes de que se cumpla su último día en este plano.
¿Entonces Pregúntate hoy, has encontrado tu propósito? ¿Y a que distancia de esa meta final te encuentras? ¿Estás viviendo tu propósito o sigues buscándolo? ¿Y si has encontrado tu propósito, ya lo estás llevando a cabo? Y si lo estás llevando a cabo, lo estás utilizando para beneficiarte sólo tú o usas ese talento para compartir positivismo y amor con el mundo.
Dice Karen Berg que cuando encontremos nuestro propósito de vida, este debe de ser compartido con el mundo. Karen Berg le agrega a esto Y dice que cuando compartimos ese propósito con el mundo, nuestro éxito será directamente proporcional a cuanto mejoremos la vida de los demás.
Cuando utilizamos nuestro propósito para cosechar sólo riquezas financieras y no alimentamos nuestra alma, no importa cuánto dinero lleguemos a acumular, en nuestro corazón y en nuestra vida existirá un vacío que nada ni nadie podrá llenar.
Así que te invito a que continúes tu camino y que no te detengas hasta llegar a esa meta final que Dios te encomendó. No te detengas a mitad del camino a mirar hacia atrás porque mirando hacia adelante encontrarás tu meta final.
Y en cada paso que des hacia la meta final, mantén presente que tú propósito fue plantado en ti por Dios y no te permitas caer en el Yoismo.
Bendiciones,
Solaire Amor ❤️
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